24 de setembre 2006

MARIHUANA

Las Provincias. 24 septiembre 2006

La peligrosa huerta de ‘maría’

En el argot juvenil es conocida como maría , pero no responde a ningún nombre de mujer. Su hoja se ha convertido en símbolo de numerosas camisetas, monederos y artículos de bisutería. Son hoy pocos quienes no la conocen y, cada vez más, quienes la consumen o cultivan. La marihuana crece descaradamente oculta –puede llegar a superar los seis metros de altura– entre nosotros y, muchos, la buscan. Algunos para comprarla y, otros, para aprehenderla.
Dicen que sobre el año 2.700 antes de Cristo la cannabis sativa (como se llama científicamente) ya se utilizaba como analgésico para el estreñimiento, la malaria y reumatismo, pero en la actualidad su uso más extendido no es el medicinal.
Fumar marihuana es algo habitual en los tiempos que corren. El consumo de esta sustancia, catalogada en el grupo de alucinógenos por la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha dejado de ser exclusivo de los movimientos hippies o contraculturales. “Del grupo con el que salía fumaban casi todos, y quien no lo hacía es porque le sentaba mal”, asegura Isabel, una joven vecina de Alaquàs que fumó marihuana hasta que se quedó embarazada en marzo.

Cultivo descontrolado
Una de sus amigas asegura que sólo es posible conseguir esta droga “si conoces a gente que planta y que, como favor, te la venda, aunque bastante cara”. Y si algo no falta en la Comunitat Valenciana son plantaciones de marihuana.
El año pasado, la Guardia Civil arrestó a 92 personas por cultivar estas plantas narcóticas en la provincia de Valencia y les intervino 263 kilos de marihuana. En los ocho primeros meses de 2006, la cantidad de droga aprehendida y el número de detenidos es inferior. Hasta el pasado 31 de agosto, la Guardia Civil arrestó a 52 individuos y les confiscó 88 kilogramos de marihuana en diferentes poblaciones valencianas.
“Sólo hay que ver el número de tiendas de venta de semillas para darte cuenta de que cada vez hay más gente que siembra”. Es el testimonio de Luis, un joven de 26 años que cultiva, anualmente, cinco plantas de marihuana en la parte trasera de una parcela que tiene en Chiva. Las abona con “la harina resultante de triturar espinas de pescado y excrementos de murciélago”. Afirma que, así, “dan mejores cogollos”.
Luis decidió llevar a cabo esta práctica ilícita para ahorrarse dinero –el gramo de marihuana cuesta unos tres euros– y, también, porque “el tráfico está cada vez más perseguido”. Según su testimonio, la marihuana que cultiva es sólo para consumo propio.
Aún así, su particular huerta es similar a las intervenidas por los agentes en los últimos años. En algunas ocasiones, los ejemplares han sido hallados en cultivos de agricultores a los que se paga para que oculten las plantas en sus campos. Otra veces son habitaciones de pisos las que se convierten en auténticos invernaderos de maría.
Fuentes de la lucha antidroga señalaron que el descenso en la incautación de esta sustancia en la provincia de Valencia “no es significativo” y no se debe a ningún plan específico de vigilancia.
“Hay años que se interviene más marihuana que otros, pero en la última década el número de aprehensiones por año no ha variado en exceso”, señalaron estas fuentes. Lo que sí ha aumentado es el consumo, fumada o como ingrediente en tóxicas recetas. Ya en 2004, el entonces conseller de Sanidad, Vicente Rambla, alertó de que la disminución de la percepción del riesgo y el incremento de la permisividad social llevó a que ascendiera el consumo de marihuana desde 1996.

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